miércoles, 19 de enero de 2011

El amor imposible a los demonios

"Cuando no quieres algo suele ser mutuo, y quien no se quiere no quiere. Por eso casi nadie puede querer a un demonio que tiene sus propios principios y su propia manera de ver las cosas porque se sabe que estos seres tarde o temprano tienden a herir. Probablemente serán irritables o vengativos y disfrutarán el sufrimiento de la gente o serán amorales (simplemente, son incapaces de entenderlo) por lo que no sentirán culpa, permanecerán siempre ininmutables en su gesto u emoción ante lo ajeno, y cualquier acto o discurso de empatía, compasión o bondad será siempre fingido y estratégico”.

Los malos verdaderos son como el demonio
angeles caídos seres por momentos luminosos que esconden su oscuridad bajo rostros agradables máscaras de su perversion.
Estas personas tóxicas, a veces son buenas anfitrionas, simpáticas, seductoras, no siempre reflejan lo que traen en su interior: negatividad, resentimiento, envidia, celos, crítica, frustración, baja autoestima, necesidad de ser reconocidos, aprobados y ser importantes. Y lo que consiguen es justamente lo opuesto con su actitud miserable hacia los demás. Los reconocerás porque la gente tiende a alejarse de ellos y ser cautelosos e incluso sentir miedo porque en cualquier momento la relación con ellos se puede tornar incómoda.

Lo dice desde La Biblia a Wikipedia. Y el refranero español de propia cosecha añade: quién se presta a ser arpía de demonios, es porque no tiene escrúpulos o está hecha de la misma madera innoble: es alma gemela.

Yo soy consciente de que por mi naturaleza, no me resulta conveniente y es mejor alejarse: con los demonios, siempre se pierde.